Durante estas semanas el Parlamento Europa votará la implementación y las condiciones del Certificado Digital Verde o llamado popularmente Pasaporte COVID, atendiendo el fuerte reclamo del sector turístico de implementar acciones concretas de recuperación de cara a la temporada turística de verano.
Su principal objetivo es recuperar la libre circulación de personas dentro de la UE, actualmente restringida.
Recordemos que dentro del Acuerdo Schengen se encuentra la eliminación de los controles fronterizos en sus fronteras interiores, es decir, en las fronteras entre dos Estados Schengen.
Este punto se encuentra suspendido desde el comienzo de la pandemia; ya que los países impusieron cierres de fronteras y controles migratorios adicionales para disminuir la tasa de contagio.
¿En qué consistirá este certificado?
Es un certificado digital o de papel que acreditará que una persona:
💉 Ha recibido la vacuna completa contra el COVID 19.
📋 Posee una prueba con resultado negativo. (PCR o antígenos, a determinar por el país).
😷Ya se ha recuperado del COVID-19. (test serológico de anticuerpos).
Es decir que para la obtención del mismo habrá que cumplir con al menos uno de los tres requisitos mencionados, siendo importante resaltar que no será obligatorio estar vacunado para poder viajar.
El formato será en inglés; digital o en papel y consistirá en un código QR que acreditará que la persona está en condiciones de circular libremente por los países miembros de manera segura.
El Certificado Digital Verde será expedido por las autoridades sanitarias de cada país y las vacunas aceptadas serán únicamente las autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento; como lo son Pfizer, AstraZeneca, Moderna o Janssen hasta la fecha.
Asimismo, la Unión Europea quiere terminar con las cuarentenas y con las restricciones adicionales que los diferentes países están tomando en la actualidad, estas medidas son confusas y ahuyentadoras seriales de turistas.
Cuantas más trabas, restricciones y controles sumemos influirá negativamente en la decisión de compra del potencial turista, ya que este se decidirá por el destino que mayores facilidades y menos restricciones imponga.
Quiero ser claro, no hay turismo sin libertad de circulación, como lo he afirmado desde el comienzo de la pandemia.
Dicho esto, se me generan sentimientos encontrados con el certificado; optimismo y temor.
Es muy probable que un certificado que garantice la circulación de personas derive en una senda de activación de la actividad turística, pero al mismo tiempo estamos abriendo la puerta a un uso desconocido de los datos personales como lo es nuestra información médica.
Varias voces dentro del Parlamento Europeo se han alzado en contra del manejo de datos personales, afectando al derecho de la confidencialidad y la intimidad.
Una de los grandes enigmas es si el Parlamento Europeo guardará la información médica de los ciudadanos en alguna base de datos central europea o serán los países emisores los encargados de almacenarla.; siendo esta última opción la más correcta y segura en mi opinión.
Esto es ante el peligro de que se elaboren perfiles por parte de los diferentes países derivando en discriminación a los viajeros según su nacionalidad.
Además, este certificado podría generar desigualdad e inequidad ya que dentro de la UE el ritmo de vacunación es totalmente dispar entre sus miembros, además la persona que no haya recibido la vacuna deberá pagar de su bolsillo una prueba médica; siendo su precio diferente en cada país. Traduciendo, si quieres viajar tendrás que pagar una tasa extra o ser afortunado de ser residente de un país avanzado en lo que refiere al ritmo de vacunación.
Asimismo he leído que dentro del Parlamento Europea quieren proponer que las PCR sean gratuitas o al menos subsidiadas por los Estados para que no sea un impedimento para los ciudadanos desplazarse libremente, ya que su costo difiere en cada país.
Otras de las grandes controversias es si los países europeos aceptarán vacunas como las Sputnik V, Sinopharm o Sinovac, las cuales no fueron autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento hasta el momento y de acuerdo a lo anunciado no se las consideraría.
Aquí hay tenemos un vacío en lo referente a los viajeros no europeos, ya que hay países como China o en América Latina en lo que sus planes de vacunación recaen mayormente en estas vacunas.
Otra duda es que sucederá con los pasaportes del Reino Unido, ya que no es parte de la UE, pero considerando que es uno de los principales países emisores de turistas seguramente se llegará a un acuerdo especial.
El pasaporte COVID es una de las grandes apuestas de los empresarios turísticos para la activación del sector y comparto que su implementación marcará el camino para la recuperación, pero esto es complementario al control de la pandemia.
Pero no tendrá eficacia si los países no aceleran sus planes de vacunación y no controlan las tasas de incidencia, por lo que un código QR no ayudará mucho. La vacuna es la única salida para ingresar a la nueva normalidad que tendremos que vivir, de la cual no sabemos mucho todavía.
Insisto en mi preocupación en el manejo que se les dará a nuestros datos médicos agravado por el hecho de que este certificado será obligatorio para ingresar a otro país dentro de la UE, creo que sería importante que el país emisor sea el único que almacene esta información y no sea compartida con terceros; ni Estados ni empresas.
Mi temor principal es la posible discriminación que puede generarse con la estigmatización de los viajeros según su procedencia, producto del uso indebido del manejo de los datos personales.
En la Carta y Código del Turista aprobadas por la Asamblea General de la OMT se recomienda que los Estados deben:
✈️ Permitir la libertad de desplazamiento de los turistas nacionales e internacionales en el interior del país, sin perjuicio de medidas limitativas adoptadas en beneficio del interés nacional en ciertas zonas del territorio
⛔ No permitir la aplicación de ninguna medida de discriminación respecto de los turistas
Esperemos que sigan estos principios y así si, viajaremos pero juntos.